viernes, 25 de julio de 2008

Entrevista entre cristo y el che

Por una razón lúdica no se dirá quien es el entrevistado y quién el entrevistador. Muchas gracias.


C:¿Cual fue la razón por la que decidiste emprender tu cruzada?
C: Era joven, tenia ideales, veía que las cosas estaban mal, un mundo cargado de violencia, de opresión. A la riqueza y el poder distribuido en muy pocos. Creí que podía ser la voz de un cambio.

C: ¿Por qué crees que fracazaste?
C: Mira, tal vez en su momento deje que me llenaran el pecho y la cabeza las voces de los demás. Confíe demasiado en los otros y bueno así me fue. Los vivos de siempre que se cuelgan y que me usaron y hoy todavía me usan para sus propios intereses, para llenarse los bolsillos. Fui un poco inocente creo.

C: ¿Pensás que valió la pena?
C: Ja, ja, ja..y mirá todavía veo almanaques y remeras con mi cara..así que te darás cuenta que no ja, ja, ja..no cambió nada amigo. El monstruo nos comió a todos.


C: ¿Cómo recordás tu muerte?
C: Creo que la recuerdo como una traición.


Fin de la entrevista.

sábado, 19 de julio de 2008

Mismas lógicas.

Necesito una idea para escribir. No se me ocurre nada de nada. A lo mejor esto sea una buena oportunidad para que aprenda a escribir sin mirar el teclado. De hecho, en este momento estoy tratando de hacer eso. Sé que hay ciertas lógicas que me permitirían escribir con mayor velocidad que la que escribo. Apoyar los dedos índices en las teclas F y J es una opción. Ambas tienen un relieve sensible al tacto para darnos cuenta que estamos situados en esa parte del teclado. Pero ¿Saben qué? Me cansé. Me cansé de que todo tenga que hacerse de una sola manera. De que todo tenga una sola solución. Hasta lo más simple tiene que ser estructurado y vulgar. Hasta estas rayitas rojas del Word que me indican que me equivoque. ¿Acaso no puedo escribir con faltas? ¿Me hace menos inteligente? ¿Qué no importa entonces, bajo este juicio, el contenido de las palabras; si no su apariencia? Me niego a pensar que todo se rige bajo estas normas. No hablo de un libertinaje ni de una anarquía porque dichos opuestos no son más que fantasías del ego humano. En realidad me refiero a que de vez en cuando me aburro de la rutinaria manera de desenrollar el hilo de la vida. Me encuentro bajo las meras situaciones que se repiten. Es más, podría jurar que quejarme de la monótona situación no es otra cosa que una de las tantas repeticiones. Es agobiante francamente por momentos. Pero se también que hay instantes cuando no sabemos que hacer con nuestra existencia realmente, donde como náufragos nos vemos en la isla sin posibilidad de ir a otra parte, más precisamente ninguna parte. En esos momentos esta bueno apoyarse en alguna lógica, quizás algún relieve sensible al alma que nos diga donde estamos parados.

domingo, 13 de julio de 2008

Fichas.

Fue realmente idiota pensar que a la distancia podíamos querernos. Pero de hecho ese nunca fue el problema. El problema era que la distancia cada vez se achicaba más, junto con el tiempo y la espera, y tu amor no crecía a la par. La diferencia horaria hizo que vos te dieras cuenta primero que yo. En realidad había más que diferencias horarias y distancias entre nosotros. Por alguna razón extraña yo di con voz. Es que el destino a veces en su aburrimiento desparrama sus fichas y las mezcla. Y cosas que por principios jamás deberían pasar, pasan; y las consecuencias son esto, soy yo tratando de escribir para luego entender, sos vos en tu mundo apenas recordando como me llamo (no sé si supiste alguna vez como me llamaba), fui yo alguna vez esperando que llegaras, esperando junto al teléfono, fuiste vos advirtiéndome lo peligroso que era tener tu corazón en mis manos, un corazón inquieto que saltaría en cada latido a otro lugar. Era yo intentando de ser alguien que no sabía ser, eras vos creyéndote mi muy mal actuado papel, creyendo ver cosas en mi que no existían, y yo tratando de sacar de vos algo bueno para mi. Caigo en la cuenta que éramos dos egos a la distancia, grandes masturbadores de sentimientos. El destino fue prudente y ordenó las fichas nuevamente cada una en su lugar. Vos allá, Yo acá.

viernes, 4 de julio de 2008

Febrero (segunda parte)

Irene hacía dos meses que ya no vivía conmigo. Era una despedida que había empezado mucho antes pero se dilataba siempre y nos dejaba el mal sabor de idas y venidas, una fama de nómades. Luego, el cordel se fue cediendo de a poco hasta que hubo un vago recuerdo del nudo. Ese día no durmió en mi cama y de un portazo se llevo sus discos de Dylan. De todas formas ella me había dado un diagnóstico severo tiempo atrás de cómo venían las cosas, pero como otras veces, rumiaba la idea pero jamás la tragaba. En cierta forma estaba listo, desecho pero listo. Di vuelta algunos portarretratos y puse un disco de floyd que a pesar de todo era un lugar a donde podía disimularme. Siempre fuimos distintos. Ella odiaba floyd y que no le prestara atención a su ropa nueva. Yo detestaba a Sabina y que se tomara tan en serio la vida. Pero teníamos piel. A su ritmo las cosas se fueron amalgamando, ya estaba lejos. Pero llegó Febrero, el que nunca trae buenos augurios. Fue año bisiesto y no hay nada de superstición en eso pero el mundo se mueve diferente y nosotros encima también. Yo jamás confiaba en febrero. De apoco esos momentos que las canciones ya no encierran ni los portarretratos, reaparecían. Afloraban desde la almohada como la humedad de febrero del piso. Gimoteaba mirando el techo. Me hacia acordar a los atolones. Como esos corales, tardaban meses en apilarse uno tras otro, formando una pequeña montaña. Luego salía a la superficie y se podía ver desde lejos como una isla. Y pensaba en ella jugando conmigo en el pasto, la noche en el entrepiso del ascensor, como fastidiábamos al encargado con nuestras historias de perdidas de gas que no existían. Como le había robado un beso en el portón de su casa. Tenía puesta una camisa a lunares esa noche. Ella era un atolón. Perforándome de apoco para salir a la luz. Sublimándose de mi yo. Ya no podía esconderse porque el rumor de su voz lo sitiaba cuando menos podía defenderse, cuando no estaba sobrio, en los sueños que la madrugada húmeda evocaba y enredaba en su mente como las sabanas pegostiosas a sus piernas; para colmo el ventilador balbuceando lentamente. Todo era un presentimiento de que febrero bisiesto iba a ser largo para no dormir.

jueves, 3 de julio de 2008

Febrero (primera parte)

Sería su primer verano totalmente solo en su casa. De hecho había planeado mucho acerca de ese momento. Ya imaginaba terribles fiestas, con personajes que vería por única vez en su vida y un desorden brutal que le llevaría el resto del mes componer. Pasearse casi desnudo por el living sosteniendo el control remoto y una cerveza, almorzar a las 9 de la noche tal vez; esas cosas que se convierten en aburridas a los pocos días. Se sorprendió de lo rápido que traiciono su concepto de unas vacaciones feroces, quizás fue por quedarse sin ropa limpia en tan poco tiempo o el ver las plantas morirse junto a los apilados platos sucios. Pero tuvo un ataque de responsabilidad, o una especie de paternalismo consigo mismo (lastima, para ser sincero), y se dedicó a probarse que podía no depender de nadie ni de nada. No incluyó las noches de monitor y whisky convertidas en rutina, eran su escape desde hace mucho tiempo. Llegaba de la calle empapado de ciudad y se sentaba a revisar mails y hablar un poco con esos que hace rato ya no veía porque la vida se la estaban chupando de a poco. Abría la botella junto a los parlantes y preparaba escoses, las noches livianas, y on the rock las más jodidas. Allí, donde sabía que solo no podía consigo mismo, con los fantasmas de su ex que el fingía no escuchar, y el callo de no saber que mierda haría con su vida cuando pasara febrero, ese que despiadadamente tuvo las madrugadas más febriles que imaginó alguna vez.